Del asesinato...

Emparentado por el mismo de Quincey con Una modesta proposición, emblemático texto de J. Swift, Del Asesinato considerado como una de las Bellas Artes es uno de los ejemplos mejor logrados del humor negro oriundo de las islas británicas. Lo que aquí se publica como libro se publicó como dos artículos en una revista, el primero en 1827 y el segundo en 1939. El Post Scriptum se añadió recién en 1854, al agregar esos artículos en sus Obras Completas. Los artículos de marras tratan de la transcripción o Memoria de dos reuniones de la Sociedad de Conocedores del Asesinato, cuyos miembros se autoconvocan para analizar ávidamente los pormenores de los crímenes más sonados. Cabe destacar que los miembros de tal Sociedad no se contentan con analizar los crímenes con un criterio análogo al del detective del tipo de Sherlock Holmes, es decir, desde un frío raciocinio tendiente a dilucidar el caso. Más bien con una simpatía difícil de disimular -y que fue duramente atacada por la crítica del momento- hacia el ejecutor de la “Obra”, ellos estudian los casos valorando positivamente elementos como la profusión de sangre, la dificultad del hecho por la proximidad de testigos o el terror generado en las víctimas en los momentos previos a su asesinato. Si en los artículos es claro el tono humorístico donde abundan los chistes y las anécdotas hilarantes (no tiene desperdicio el apartado dedicado a los filósofos: “Hobbes no fue asesinado; nunca he logrado comprender por qué ni en virtud de qué principio. Esta es una omisión capital de los profesionales del siglo diecisiete, pues a todas luces se trata de un espléndido sujeto para el asesinato, salvo que era flaco y huesudo...”), el Post Scriptum es un aterrador relato de dos crímenes donde la truculencia de los hechos no atenta contra la extraordinaria calidad de la narración: ya sin bromas, sumergidos en el clima mágico que el asesino, ave de presa, emana desde el núcleo de su negro designio, somos testigos impotentes de los terroríficos últimos instantes de las víctimas.
Este libro suele ser citado junto a Los asesinatos de la Calle Morgue (1841) de E. A. Poe, como uno de los primeros exponentes del género policial.

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