Chaíto

Hola amigos, quiero comunicarles que por diferencias ya irreconciliables y para que todo siga o recupere la armonía en nuestras vidas ya no formaré parte de esta editorial que me cobijó por más de dos años y a la cual entregué toda mi energía y mi ser. Así que No Hay Vergüenza ediciones como existió en los últimos dos años no existirá más, existirá como existía antes, o de otro modo que no sé, pero No Hay Vergüenza "Tito y Anahí" ya no.
A su vez quiero comunicarles que para los que quieran seguir o empezar a trabajar conmigo que yo seguiré editando bajo el nuevo sello Agujereando de Techo, una rama de Las Desenladrilladores que tendrá su primer libro en la calle antes de fin de año. Quienes quieran saber un poco más de qué se trata pueden entrar a mi blog ladesenladrilladora.blogspot.com donde además hay publicados algunos de mis escritos, data de fechas, ediciones y otras verduras. También me pueden escribir a ladesenladrilladora@gmail.com.
Me voy de aquí agradecida por todo lo aprendido, vivido y compartido estos dos años, y le deseo larga vida a No Hay Vergüenza.

Anahí Ferreyra

El tren a veces pasa


Pasa un tren


Miro por el costado,
Encuentro un pedazo de tranvía,
Suelto, ahí, justo en el borde.

Nadie me saluda
Salgo corriendo, encuentro un escondite, justo ahí, en el borde
Salgo despierta, río contenta.

Un cartel, me recuerda, “bar” el cimarrón.
Entrada libre y gratuita, justo al lado.

Pasa un tren.

El tren a veces pasa, Ana Manuela Pastorino, poesía, 84 pp.

Taller de edición teórico-práctico

Hola amigos, les informamos que abrimos la inscripción al taller de edición teórico-práctico que estaremos dando en los meses de julio y agosto. El objetivo del mismo es que todos los concurrentes aprendan todos los conocimientos básicos que se necesitan para editar un libro, tanto de la forma más convencional e industrial como de forma más artesanal, y que todos los participantes puedan irse con un libro impreso o listo para ser impreso. Está destinado tanto a escritores independientes que quieran iniciarse en el camino de la autoedición, como a amantes de los libros que quieran simplemente aprender a editar.El taller consistirá en ocho clases teorico-prácticas de dos horas, con una periodicidad semanal, y el valor del mismo es de $150 por mes.
Los temas a tratar serán:
• Estructura básica del libro tanto en su realidad material como cultural.
• Desde donde pensar la edición de un libro.
• Conocimientos de las distintas formas de circulación de un libro y de las herramientas necesarias para que circulen.
• Cómo registrar los libros.
• Armado del interior de un libro, aplicaciones básicas del openofice.
• Modos de impresión y encuadernación, de acuerdo a la tirada y posibilidades económicas del editor.
• Cuestiones a tener en cuenta en el diseño de acuerdo al modo de impresión elegido.
• Diseño de tapas.
• Técnicas de encuadernación artesanal.
Todos los puntos se tratarán tanto con ejemplos como aplicados a un libro a realizarse por los participantes en base a un texto elegido o una compilación de textos armada de forma coherente.
Los cupos serán limitados.
Los interesados pueden mandarnos un mail a nohayverguenzaediciones@gmail.com.
Se agradece la difusión.

La nu-belle del momento

El encuentro en la laguna podrida

Saliendo de las casillas hacia ninguna parte, de pronto me topé con una laguna pequeña, que del lado en el que estaba se encontraba llena de basuras, maderas podridas, perros muertos. El agua brillaba enfermiza entre las latas de aceite: la superficie se irisaba en tonalidades ajenas a la vida, pero vivas ellas mismas. Hacia el horizonte la laguna se transformaba en un totoral gris: por un momento creí que las ramas estaban hechas con tubos de cartón. Más atrás el paisaje terminaba en los fondos de una enorme fábrica de productos químicos; las aguas de la laguna probablemente fueran sus efluentes contaminados. El cielo exponía uno de esos atardeceres increíbles, de colores bellísimos, que están causados por alguna catástrofe volcánica en la otra punta del mundo. Se daba un diálogo entre dos partes que se sostenían una a la otra, la tierra gris y podrida y el cielo multicolor, habitado quizás por Dios. Sin embargo, esa puesta en escena hecha con degradación y basura combinadas con el espectáculo más sublime, la mierda con un cielo de Atalaya, estaba relacionada con mi propio interior, con la fisura que se iba profundizando lentamente, sin que yo lo supiera, en mi más íntima porcelana; como si todo aquello que se iniciaba en aquel volcán que desplazaba todas las escalas durante un instante aterrador en el que la humanidad tomaba conciencia de su insignificante dimensión, dejando el recuerdo de la ruptura de las reglas —del carácter circunstancial de las reglas— escrito durante semanas en el cielo, en la forma de un atardecer extraordinario, no fuera más que la proyección de un proceso que ocurría exclusivamente dentro de la órbita de mi intimidad.
Con un sobresalto advertí que durante todo el tiempo en que me había quedado reflexionando acerca de lo que el paisaje tenía de signo de mí mismo, alguien más había formado parte de él; parado sobre una pila de maderas rotas y podridas, recortado contra el cielo coloreado, mi primo gemelo Miguel Ángel sonreía a contraluz. Sus dientes brillaban y su mirada expresaba alegría o ironía. Imprimía un balanceo al tablón veteado de gris sobre el que estaba parado; cada vez que bajaba, el tablón cacheteaba el agua aceitosa; cada vez que subía, su cabeza se rodeaba de la aureola multicolor, fabulosa pero menguante, del cielo vespertino.
El Cultito, TiTo Arrúa, nouvelle, 104 pp.

El Entraterrestre


En el desierto, los polvorados estaban hambrientos y perdidos. Seguros de que para obtener algo sólo hacía falta desearlo. Tenían la fuerza de la masa, que es la misma fuerza de la locura. Avanzaban como una fiebre letal. Sus pasos descalzos sobre la arena sonaban como zapatos sobre el mosaico. Eran una jauría de hombres inmortales. Eran puntos que formaban una flecha, dirigiéndose al mundo infinitésimo.
Radal: No vamos a cambiar el mundo, sino que es el mundo el que va a cambiarnos a nosotros.
Penumbrades: Creo que entiendo. Es como cuando el ser humano deja de usar un dedo del pie, por ejemplo, y entonces la naturaleza ya no se lo proporciona. ¿No es así?
Radal se indignaba, cada vez que hablaba con Penumbrades terminaban conversando sobre pies.
Se sentaron a descansar. En círculo, porque se habían propuesto imitar siempre a la naturaleza. Porque a ella buscaban, y todos comenzaban a aprender que para encontrar algo, había que convertirse en eso.
Entre las estrellas desparramadas como un juego de azar, y los puntos de arena apilados sobre la tierra, estaban los polvorados. No sabían a dónde iban, ni cuánto duraría el viaje.
El Entraterrestre, Diego Seoane, novela, 120 pp.

Máscara y Vacío


Impresionante. Anahí Ferreyra se metió en la cabeza de Syd Barret. Investigó toda la época del principio de Pink Floyd y escribió una novela donde cuenta en situaciones aparentemente reales como era la vida de aquel extraño personaje; algo raro que ocurre es que son los pensamientos del mismo Syd los que nos llevan a ese incierto lugar en donde la realidad se quiebra, y Syd se aleja...
Máscara y Vacío es un libro que sorprende. Uno viaja al mismísimo lugar en donde Syd Barret está a punto de saltar hacia otro lado. Hay diálogos, anécdotas, ensayos, comentarios de los otros músicos y por sobre todo locura. Una locura que vaya uno a saber cómo Anahí logró contar en su adolescencia de una forma tan vívida y real.
Pablo Strucchi
Máscara y Vacío, Anahí Ferreyra, novela, 188 pp.